• ¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? – Mateo 16:26
Todas las personas colocadas ante la elección de dar toda su fortuna o ser asesinadas preferían abandonar su dinero y conservar la vida. El tesoro más precioso de todo ser humano es sin duda su vida. Pero si existe la vida del cuerpo, también está la del alma, y Dios llama la atención de cada uno hacia una opción crucial: ¿Nuestra alma está perdida o salvada? De ello depende nuestro porvenir eterno.
En este campo es de temer que muchos hagan una mala elección. Con el título: «Un hijo del país que tuvo éxito», cierto diario regional reprodujo las palabras de un hombre sexagenario que había emigrado a América, donde hizo fortuna. Él especifica : «Mi éxito es exclusivamente financiero». No sabemos claramente lo que esto significa, pero podemos preguntarnos: ¿Quiere decir que su cartera rebosa, pero que su corazón está vacío? ¿Sus negocios lo habrán ocupado en detrimento de todo lo demás? ¿Se tomó el tiempo de pensar en su alma y en el estado de su relación con Dios, su creador?
El versículo del encabezamiento nos muestran la importancia de hacer una buena elección. Amontonar una fortuna no es una garantía para nuestro porvenir en la tierra, y menos aún un pasaporte para el cielo. Cuando debamos presentarnos ante Dios, nuestro dinero no tendrá ninguna importancia ni valor. ¡No nos perdamos lo más importante! Escojamos la vida eterna que Dios nos ofrece hoy mediante la fe en Jesucristo, su Hijo.
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