lunes, 4 de julio de 2011

El Pecado Interrumpe ( corta ) la Comunión con Dios, el arrepentimiento la restaura Lucas 15:11-24




Teme al Señor, y apártate del mal.
Proverbios 3:7.

  Luis, hijo mayor de una familia cristiana, en el último curso del bachillerato prestó oído a vendedores de drogas, las consumió y las vendió. Sus padres se dieron cuenta de ello, pero sus consejos fueron vanos. Pronto Luis se halló en la cárcel.

       Este muchacho indigno, ¿Dejó de ser el hijo de su padre a causa de su falta y rebelión? No, al contrario, sus padres esperaban con paciencia, tanto como fuese necesario, el momento en que un intercambio de cartas les permitiese volver a tener contacto con él.

       Este hecho me recuerda que nada puede separarme del amor de Dios, de otra manera la vida que él me dio no sería vida eterna; pero mi comunión con Dios se interrumpe si obro en contra de su voluntad. Será necesaria la intervención de la gracia divina en mi corazón y el despertar de mi conciencia para que yo reconozca mi extravío. Al ser perdonado, volveré a hallar el gozo de la comunión.

       La experiencia de Pedro, el discípulo de Jesús, es significativa. Aunque estaba muy apegado a su Señor, lo negó tres veces (Mateo 26:69-75). Pedro se había alejado de su Maestro, pero éste no lo había abandonado. Jesús resucitado se acercó varias veces a él, y no sólo lo perdonó, sino que después de haberse asegurado de su afecto, le confirmó que él seguía siendo su discípulo y le confió una de las más hermosas misiones: “Apacienta mis corderos”, “pastorea mis ovejas”. Dicho de otro modo: Cuida lo más precioso que tengo en la tierra (Juan 21:15- 16).