Os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo,
que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay.Hechos 14:15.
Jesús, mirándole, le amó,
y le dijo: Una cosa te falta.
Marcos 10:21.
En los estantes del supermercado una multitud de artículos atraen a los clientes. Si se dejan tentar, a menudo compran cosas innecesarias. Cierta vez Sócrates, el filósofo griego, observando con sus alumnos el tráfico del puerto de Atenas, dijo: –¡Cuántas cosas que no necesito se hallan en nuestro mundo!
Algunos siglos antes, el sabio Salomón empleaba el mismo lenguaje: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”. “Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría… Mas he aquí esto también era vanidad”. “No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan… y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu” (Eclesiastés 1:2; 2:1, 10-11). Sin embargo, como conclusión, Salomón escribe: “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (cap. 12:13).
En el mundo existen muchas cosas inútiles, sin embargo hay una de la cual es necesario ocuparse. A Marta, ama de casa activa y sacrificada, Jesús le dijo: “Afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria” (Lucas 10:41-42). Lo que aún hoy es prioritario es escuchar la Palabra del Señor.
Pablo escribió a los filipenses: “Estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor… Una cosa hago:... extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta” (3:8, 13- 14). ¡Aliméntese con la lectura de la Biblia cada día!