martes, 31 de mayo de 2011
Una Palabra Borrada del Vocabulario
De dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos,
los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias,
las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia,
la soberbia, la insensatez.
Marcos 7:21-22.
La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
1 Juan 1:7.
Es la palabra pecado. Para millones de personas el pecado perdió completamente su sentido y su fuerza. Nos dirán que esa noción fue inventada por el clero para asustar a la gente. Otros reservan la palabra pecado para designar lo que al parecer es escandaloso o merece ir a la cárcel.
Pero hace cerca de dos mil años Dios inspiró al apóstol Pablo para describir nuestra época de una manera sorprendentemente realista: “En los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos (egoístas), avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural…” (2 Timoteo 3:1-5). Es un trágico inventario de toda la maldad que encubre el término “pecado”, cuya fuente es el corazón humano.
En la India se pueden ver multitudes exclamando en las orillas del Ganges: «¡Oh santo Ganges, lávanos de nuestros pecados!». En otros lugares se ofrecen sacrificios para reconciliarse con los dioses. En todos esos seres humanos ligados a la idolatría subsiste el sentimiento del pecado. Pero en los países de origen cristiano hay gente que el pecado ignora intencionalmente. Sin embargo llegará el día en que cada uno tendrá que rendir cuentas a Dios. ¡Crea en la obra de salvación de Cristo en la cruz para que sus pecados sean borrados!
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PAN DIARIO
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