lunes, 21 de noviembre de 2011

“¿De Dónde Vienes?” (Jonás 1:8)



• Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación… Os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. – 2 Corintios 5:19-20.

Esta pregunta sorprendió al profeta Jonás cuando dormía en el fondo del barco que debía conducirlo a Tarsis. Quizás él pensaba que allá, lejos de todo, podía escapar de la mirada de Dios, quien le había confiado una misión: Debía proclamar a Nínive esta advertencia: “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida” (Jonás 3:4). El Dios de misericordia quería advertir a los ninivitas antes de que el juicio cayera sobre esa ciudad impía. Deseaba producir arrepentimiento en ese pueblo para poder perdonarlo.
La mente egoísta de Jonás no quería admitir que el perdón fuera concedido a una ciudad enemiga. Rehusó ser el instrumento de la gracia para otros y decidió huir, pero no pudo escapar de la mirada de Dios. Para inducir a Jonás a arrepentirse, Dios se sirvió de unos marineros paganos que mostraron más compasión que el profeta.
En el camino de la vida, a veces hay huidas motivadas por el deseo de escapar de nuestra responsabilidad. Entonces la voz divina nos dice: –¿Qué haces aquí? ¿De dónde vienes?
El Señor coloca en el camino del creyente numerosas oportunidades para dar testimonio para él, quizás a personas de razas diferentes, refugiados o gente marginada. ¿Rehusaremos ser un instrumento en las manos de Dios para la salvación de estas personas? ¡No sigamos el camino de Jonás, sino digamos como Isaías: “Heme aquí, envíame a mí”! (Isaías 6:8).

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