viernes, 10 de junio de 2011

Dios Salva a los Hombres Perdidos




Al que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, y no me ha aprovechado,
Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro,
y su vida se verá en luz.

Job 33:27-28.

Vuestros pecados os han sido perdonados
por su nombre
(el de Jesús).
1 Juan 2:12.

 Era la hora del paseo en el patio de la cárcel. Un detenido caminaba cabizbajo; tenía la conciencia cargada por el pasado. Se sentía solo, abandonado y temía una severa condena.

       De repente vio en el suelo una página impresa que quizás otro detenido había tirado, sin duda con desprecio. Era una hoja de calendario semejante a la que usted está leyendo. La leyó y todo le pareció nuevo. Hablaba de amor, de sacrificio y de salvación. El hombre puso la hoja en su bolsillo para volver a leerla en su celda.

       Allí, al leerla nuevamente, comprendió que el mensaje de esa hojita era especialmente para él, porque se dirigía a pecadores culpables, no sólo ante los hombres, sino primero y ante todo ante Dios. Él no había pensado en esto. Solamente había pensado en el juicio de los hombres, pero ahora comprendía que estaba bajo la condena de Dios. ¿Estaba, pues, doblemente perdido? No. Si no podía escapar de la justicia humana, podía escapar del juicio divino. Mediante su sacrificio en la cruz, Cristo había obtenido el perdón de Dios para él.

       Solo, en su celda, volvió a leer varias veces el texto hallado en el patio, que fue lo que lo condujo a conocer al Dios Salvador y a hallar la paz dada a aquellos que confían en Él.