• No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos… Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor… Entonces les declararé: Nunca os conocí. – Mateo 7:21-23.
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Sandra, con su pequeño salario de profesora de música, a duras penas suplía las necesidades de su madre anciana y viuda. Un día llevó a imprimir un programa de concierto en el que se designaba como «alumna del gran músico Franz Liszt». Era una mentira, pero lo había hecho para atraer al público.
El día del concierto, Liszt, que no sabía nada del evento, llegó precisamente a esa ciudad y se hospedó en el mismo hotel donde tendría lugar el concierto. Sandra, angustiada al pensar que el éxito esperado sería reemplazado por la vergüenza, decidió confesar todo al maestro e implorar su perdón. Emocionado, Lisz le perdonó de todo corazón.
Antes del concierto Liszt le pidió a Sandra que practicase en el piano; la escuchó tocar el repertorio que tenía preparado para esa noche, la aconsejó y le hizo las correcciones pertinentes. «Está bien, dijo él dando su visto bueno, ahora usted puede decir que es mi alumna. Por favor, tenga la amabilidad de añadir al programa que Franz Liszt tocará el último fragmento».
Todos los que dicen ser cristianos quizá no se dan cuenta de que llevando el nombre de Cristo se hacen pasar por sus discípulos. ¡Qué vergüenza si un día Jesucristo tiene que decirles: “Nunca os conocí”! Pero cada falso cristiano que confiesa ese fraude, puede pasar a ser un verdadero cristiano y experimentar Su maravilloso perdón.