domingo, 11 de septiembre de 2011

Mi Descubrimiento del Nuevo Testamento (1)



Nosotros predicamos a Cristo crucificado,
para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura;
mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios,
y sabiduría de Dios.
1 Corintios 1:23-24.

¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!
Juan 7:46.

 En un barco que me llevaba de Grecia a Egipto leí por primera vez el Nuevo Testamento, que me había prestado un pasajero. En cuclillas contra un tabique, e insensible a todos los ruidos circundantes, pasé horas sumido en tan notable libro; cautivado por la personalidad llena de vida de Jesús.

       Cuando llegué al episodio de la mujer adúltera (Juan 8:3-11), mi corazón empezó a latir más rápidamente al leer la pregunta capciosa de los fariseos a Jesús: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿Qué dices?”. Cerré el libro. ¿Qué habría contestado yo en lugar de Jesús? La ley pedía la lapidación, pero Jesús había enseñado el perdón. No hallé solución. Volví a abrir el libro y leí la respuesta de Jesús: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (v. 7).

       Me dejó sin respiración. Estaba estupefacto por esa respuesta absolutamente perfecta, que desafiaba la imaginación y el razonamiento. Cortaba en seco todas las preguntas, aun las más difíciles, todas las que me habían obsesionado en mi vida. Sabía que lo que acababa de leer superaba el conocimiento y la comprensión humana. ¡Sólo podían ser palabras divinas!

La Biblia Anual Audio ® – 12 de Septiembre – Ezequiel 4-7.

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