Cambia la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas… así los guía al puerto que deseaban. Salmo 107:29-30. A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien. Romanos 8:28. |
Al final de otro día, Jesús dijo sus discípulos: “Pasemos al otro lado” (Lea Marcos 4:35-41). He aquí nuevamente sus discípulos (pero esta vez Jesús había embarcado con ellos) en medio de una tempestad en el mar de Galilea.
Los discípulos empezaron a temer por su vida. Pero si Jesús estaba con ellos, ¿Qué podía ocurrirles? Pese a esto, en su angustia despertaron a Jesús, quien en un instante apaciguó los vientos. ¡Cuántos progresos hicieron esa noche los discípulos de Jesús! En ellos no había ningún recurso frente a ese peligro, pero aprendieron a conocer la autoridad y el poder de su Maestro, y también a recibir su dulce reproche: “¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?”.
¡Cuántas veces ciertos acontecimientos que no habíamos previsto, y menos aún deseado, nos hunden en el temor, la angustia o el apuro! Esto no quiere decir que Dios esté en contra de nosotros, mas esas circunstancias son conocidas y permitidas por el Señor. Él está presente como en la barca, para ayudarnos a atravesar estos momentos difíciles de la vida y enseñarnos algo de su grandeza y amor. Así, tanto los acontecimientos más pequeños como los más importantes están en las manos del Dios que nos ama. Con sabiduría él permite que sus hijos atraviesen las tempestades sin temor ni angustia, sino apacibles y seguros de su fidelidad. ¡Confiemos completamente en él! (1 Pedro 5:7).
• La Biblia Anual Audio ® – 18 de Septiembre – Ezequiel 25-27.
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