lunes, 29 de agosto de 2011
¿Triste o Gozoso?
Él, afligido por esta palabra, se fue triste,
porque tenía muchas posesiones.
Marcos 10:22.
El eunuco… siguió gozoso su camino.
Hechos 8:39.
Los versículos de hoy son la conclusión de dos encuentros relatados en la Biblia.
En el primero un joven acudió a Jesús y le preguntó qué debía hacer para tener la vida eterna. La respuesta es clara: si uno verdaderamente quiere hacer lo necesario para adquirirla, debe cumplir toda la ley mosaica, no sólo el 99% de los mandamientos de Dios. “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Santiago 2:10). Pero esto es imposible para el hombre, hace siglos que Dios lo constató. Por eso Jesús le dijo: “Vende todo lo que tienes… y ven, sígueme, tomando tu cruz” (Marcos 10:21). El joven no pudo decidirse a hacer esto. Para él sus riquezas tenían más valor que la vida eterna que pensaba adquirir. Y se fue triste…
En el segundo se trata de un importante dignatario del reino de Etiopía que volvía de Jerusalén, adonde había ido a adorar. Dios, quien conocía su corazón, le envió al evangelista Felipe para instruirlo. Éste le anunció a Jesús, aquel a quien el profeta Isaías describe como el que llevó nuestros pecados (Isaías 53:5). El etíope comprendió el mensaje de gracia, entendió que lo único que hay que hacer es aceptar el perdón divino, y pidió ser bautizado, como testimonio de su fe. El resultado fue inmediato: “siguió gozoso su camino”.
El lector también puede tener esta experiencia. Crea en Jesucristo; él quitará la tristeza de su corazón y lo llenará de felicidad.
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PAN DIARIO
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