Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre…
a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos.
Apocalipsis 1:5-6.
Al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;
mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío,
su fe le es contada por justicia.
Romanos 4:4-5.
Un hombre pensaba tener posibilidades de ir al cielo porque, según decía, siempre había sido buen marido, buen padre, y nunca había hecho mal intencionadamente a nadie. Entonces le pregunté qué idea se hacía del cielo. –Es un lugar de reposo donde no hay ni mal, ni tristeza, ¡donde se canta de felicidad!
–En efecto, le contesté, en el cielo se canta este cántico: “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza” (Apocalipsis 5:12). Aquellos que cantan no dicen nada de lo que hicieron, nada de sus méritos; sólo evocan lo que su Salvador hizo. Él los amó y los lavó de sus pecados. Murió por ellos. Si usted piensa entrar en el cielo porque fue bueno con su familia y no hizo mal a nadie, no podrá cantar este cántico. Para poder hacerlo es necesario haber aceptado la gracia inmerecida de Dios. Es necesario haber sido salvado por gracia.
–Nunca había pensado en esto, dijo el hombre después de un rato de silencio. Entonces fue consciente de que a pesar de todo el bien que había hecho, era un pecador y necesitaba a un Salvador. Creyó en lo que Jesús hizo en la cruz por él y así estará entre aquellos que cantarán el cántico del cielo para la gloria del Salvador.
–En efecto, le contesté, en el cielo se canta este cántico: “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza” (Apocalipsis 5:12). Aquellos que cantan no dicen nada de lo que hicieron, nada de sus méritos; sólo evocan lo que su Salvador hizo. Él los amó y los lavó de sus pecados. Murió por ellos. Si usted piensa entrar en el cielo porque fue bueno con su familia y no hizo mal a nadie, no podrá cantar este cántico. Para poder hacerlo es necesario haber aceptado la gracia inmerecida de Dios. Es necesario haber sido salvado por gracia.
–Nunca había pensado en esto, dijo el hombre después de un rato de silencio. Entonces fue consciente de que a pesar de todo el bien que había hecho, era un pecador y necesitaba a un Salvador. Creyó en lo que Jesús hizo en la cruz por él y así estará entre aquellos que cantarán el cántico del cielo para la gloria del Salvador.
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