jueves, 9 de junio de 2011

El Cielo para Mañana





¡Vamos ahora! Los que decís:
Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año…
cuando no sabéis lo que será mañana.

Santiago 4:13-14.
   Con la expresión «cielo cubierto» o «cielo despejado» a menudo la radio anuncia el tiempo previsible para el día siguiente. Pero, hay otro cielo que sería necesario observar. Algunas gotas de lluvia e incluso un tiempo no muy clemente en general no tienen una importancia vital. Pero no preocuparse por este otro cielo y por lo que Dios previó puede acarrear trágicas consecuencias.

       En un porvenir más o menos cercano cada uno tendrá que rendir cuentas de su vida y de la respuesta que dio a la salvación ofrecida por Dios. Jesucristo murió en la cruz para que el porvenir del ser humano no estuviese cargado de incertidumbre. El creyente sabe que Cristo abrió el camino hasta Dios y que le prepara un lugar en su maravillosa presencia.

       A veces las predicciones meteorológicas no se confirman, e incluso fallan. En cambio lo que la Palabra de Dios declara es infalible.

       Si no escuchamos el pronóstico meteorológico podemos decir: –Ya veremos mañana. En cambio, el asunto de nuestro porvenir eterno es demasiado serio para que permanezcamos indiferentes.

       Al contrario de todos los seres humanos, Dios conoce el porvenir y en consecuencia puede hablar de él. Lo que dice se cumple invariablemente. Es, pues, indispensable que usted inquiera acerca del cielo para mañana, es decir, que se preocupe por su eterno porvenir y por su relación con Dios. Para ello lea la Biblia, la revelación de Dios.

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