jueves, 2 de junio de 2011

No Puede Impedírselo




Con amor eterno te he amado;
por tanto, te prolongué mi misericordia.
Jeremías 31:3.

En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros,
en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo,
para que vivamos por él.

1 Juan 4:9.
 Usted no puede alejar a Dios de su vida, no puede impedirle que lo ame.

       Usted puede rehusar la salvación que se le ofrece por Jesucristo, relegar ese mensaje al nivel de antiguas fábulas, pero no podrá impedir a Dios que lo ame.

       Usted puede convencerse de que Dios no existe, que el más allá no existe, y que por consiguiente nunca tendrá que vérselas con él. Puede persuadirse de que el hombre es una criatura fruto de la casualidad, pero sus ideas no impedirán que Dios lo ame.

       Hasta podría ser un temible bandido, pero esa mala conducta tampoco impediría a Dios amarlo y buscarlo.

       El amor de Dios no se puede comprender mediante el razonamiento humano; hay que experimentarlo. A esto Él le invita aún hoy. Alguien que durante toda su vida no haya experimentado el amor de Dios es como un miserable mendigo que posee un tesoro y no lo sabe.

       Dios dio la más grande prueba de ese amor al entregar a su Hijo Jesucristo a fin de que muriera en la cruz para salvarnos.

       Si usted aún no lo ha hecho, responda a ese amor; acepte el perdón de Dios y aprenda a conocerle como su Padre.

       El amor de Dios es grande, no podrá jamás cesar; más aumenta más se expande, cuanto más le dan lugar.

Asaf


Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas.
Tan torpe era yo. Me tomaste de la mano derecha…
después me recibirás en gloria.

Salmo 73:21-24.


     Este hombre vivió antes de la llamada era cristiana. Escribió varios salmos, entre los cuales está el 73, citado en el encabezamiento. Se hacía preguntas al ver a su alrededor personas a las que llama “arrogantes”, y quienes aparentemente tenían éxito en todo, mientras que él, aunque fiel, era probado. Podríamos hacer semejantes observaciones en nuestros días.

       Después de un “duro trabajo” (v. 16), Asaf se volvió con todo su corazón a Dios y… ¡su forma de ver las cosas cambió! Comprendió que el aspecto actual de las circunstancias no implicaba la realidad final: llegará el día en que el hombre rendirá cuentas a Dios, porque todo lo que los hombres hacen está escrito: “Los libros fueron abiertos… y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” (Apocalipsis 20:12).

Entonces Asaf volvió a encontrar su tranquilidad y su gozo en Dios:

–Dios no lo había abandonado durante ese duro período: “Me tomaste de la mano derecha” (v. 23).

–Era su guía: “Me has guiado según tu consejo” (v. 24).

–Era su protector y su herencia eterna: “La roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre” (v. 26).

–Era su dicha desde entonces: “En cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien” (v. 28).

       En Jesucristo, el Hijo de Dios, tenemos un Pastor fiel para el tiempo presente y un Salvador perfecto para la eternidad